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Yoel Perez Marcano |
La Victoria electoral de Jair Bolsanaro no puede analizarse en el
reducido marco del proceso electoral sino en el amplio marco de la conspiración
imperio-burguesa que generó la Operación Lava Jato de Odebrecth y Petrobras para golpear a parte de la vieja y corrupta
élite brasileña pero teniendo la mira puesta en el Golpe de Estado contra Dilma
Roussef y la eliminación de Ignacio Lula Da Silva como candidato del Partido de
los Trabajadores.
Era imposible que un tipo
políticamente insignificante e intelectualmente discapacitado, con discurso
primitivo de 28 años en el Congreso pudo haber producido por sí solo un cambio
tan radical del escenario político brasileño.
Hasta la agresión sufrida en
plena campaña de la primera vuelta puede considerarse como parte de la puesta
en escena del marketing electoral que lo convirtió en Víctima y volcó los
votantes no politizado hacia su candidatura.
A ello hay que agregarse los
elementos recesivos de la economía brasileña, el aumento de la violencia
crímenes y del crimen organizado asociado al tráfico de estupefaciente, también
fueron elementos hábilmente utilizado por el temeroso arco burgués y mediático
para generar simpatías y votos emocionales en favor de este obtuso personaje
enaltecedor de la tortura y la dictadura y ferviente defensor de las fórmulas
neoliberales para superar la situación económica y social de Brasil.
Un último aspecto infaltable en
los procesos electorales de América Latina fue el uso intensamente mediática de
la emigración venezolana sin precedentes hacia Brasil, identificando tal
situación con el Gobierno del PT y los efectos qué tal situación podría
provocar en el nordeste de Brasil.
Sin duda - como sostienen
analistas de las más diversas verdad
posiciones ideológicas - Jair Bolsonaro fortalecerá el arco sanitario de las
burguesías gobernantes en América del Sur en contra del gobierno bolivariano de
Nicolás Maduro pero seguramente las complejidades de los problemas
internos y la poca inclinación de la
fuerza armada brasileña de involucrarse en un conflictivo creo armado en su
lejana, amigo lía y desguarnecida frontera noreste, hace poco probable que esté
en el primer lugar de su agenda tal posición.
Lo que no puede haber duda es que
imitando a Donald Trump, dirigirá su adquirido músculo electoral a renegociar y
reorientar el MERCOSUR, la ALADI y su relación geopolítica y comercial con el
Grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) no para salirse de
esa alianza emergente sino para aprovechar sus ventajas financieras y
comerciales pero reforzando su relación estratégica con los EEUU y el creado
Grupo de los Doce y la Alianza del Pacífico; obviando a Mercosur y la CELAC.
En todo caso, Brasil no es una
isla del Caribe ni una República Bananera por lo que el denso aparato de
Itamaraty (sede de la Cancillería), los grupos burgueses bancarios, agrarios e
industriales de la exportación y los poderosos medios - O Globo entre ellos-
junto a un fragmentado Congreso Nacional y a 45 millones que votaron por
Haddad, serán actores y factores que limitarán el impulso radical de un Capitán
de tres barras convertido en Comandante de Cuatro Estrellas de la mayor
potencia económica y jefe del mayor ejercito de la región.
Redacción: Yoel Pérez Marcano
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